¿Qué transmiten las
tipografías y cómo nos afectan emocionalmente?
El primer paso a la hora de hacer un diseño tipográfico es escoger el concepto
básico, el que queramos transmitir, y a partir de aquí, decidir sobre cuál es
la manera tipográfica más adecuada para transmitir ese concepto; ¿utilizaremos
letras con serif o sin? ¿Serán
geométricas o basadas en la escritura? ¿Modulares o orgánicas? La elección de
una tipografía es muy importante ya que manteniendo todos los elementos
gráficos de una composición, sólo cambiando la fuente, la sensación y
percepción que genera es muy diferente.
Hay que tener en cuenta que también se pueden transmitir los conceptos a
través del espacio entre letras, palabras y párrafos, igual que la medida, la
dirección, el grosor y la colocación de las letras, no sólo de la tipografía
escogida.
Tipografiar no siempre significa transmitir un texto comunicativo, pude
tratarse de construcciones abstractas, simplemente haciendo la belleza
aparente. Todo diseño hecho con tipografía consta de estas dos partes:
Macrotipografia: composición, distribución,
organización de los elementos; espacio, posición, espacio negativo. Se trata de
la primera impresión.
Microtipografia: detalles, esencia, forma, letra,
línea, puntuación. Normalmente este nivel no es detectado conscientemente pero
sí de forma inconsciente.
Macro y micro son dependientes totalmente. Es decir, el éxito del
conjunto (macro) depende de sus partes (micro).
Como nos afectan las tipografías
Cada tipografía provoca una emoción, comparte historias e influencia en
el comportamiento del ser humano. Todas las fuentes tienen unos rasgos
morfológicos y un diseño identificativo que permite clasificarlas en diferentes
familias, por eso cada una de ellas transmite unas sensaciones y unos conceptos
e ideas determinados.
Romanas: Las sensaciones que generan son
clasicismo, formalidad, tradición, religiosidad, delicadeza, conservador,
refinamiento… Tienen serif (base en los extremos). Se pueden clasificar
en Romanas Antiguas (el serif se afina a medida que llega a los extremos) o
Romanas Modernas (mantiene el mismo grosor). En general varía el grosor del
trazo de la letra según sus ascendientes (más fino) y descendientes (más
grueso).
Egipcias: Transmiten fuerza, industria,
contundencia, precisión… Tienen serif, que forma un ángulo recto (90º) con las
partes perpendiculares de la letra. Estas fuentes mantienen el mismo grosor en
todas sus partes, incluso el serif es tan grueso como los bastones.
Sin serif: Transmiten modernidad, fuerza,
dinamismo, potencia, actualidad… No tienen serif. El grosor es igual en todo el
recorrido de la letra y presenta una alta legibilidad incluso en tamaños
pequeños.
Fantasía: Se tratan de unas fuentes muy
variadas, con mucha personalidad y con ornamentos. Se acostumbran a utilizar
para realizar logotipos ya que son muy diferenciales de la resta de
tipografías. Para la redacción de textos no funcionan ya que en cuerpos
pequeños son de difícil legibilidad. Podemos clasificarlas en: caligráficas
(elegancia, refinamiento, fragilidad, delicadeza…) y scrips (espontaneidad,
juventud, rebeldía… ), góticas (antiguo, cruel, oscuro…) y decorativas (personalidad,
transgresoras, originalidad…)
“Meta-diseño”
Para finalizar, dar una pinzelada al “meta-diseño”, se trata del diseño
que trabaja sobre su propia forma escrita, es decir, dar significado a un
concepto a través de las fuentes y sus variables: semantización tipográfica.
Así podemos definir la tipografía como un proceso, una técnica que hace
que el lenguaje sea visible a partir de la elección y combinación de fuentes,
símbolos y números. El término proviene del griego y es la unión de 3
componentes: tipos que significa
“molde”, grephos “escribir o grabar” y el sufijo –ia
“cualidad o acción”.
La práctica de la tipografía da vitalidad al lenguaje hablado y escrito
durante tiempo, generaciones y culturas, al mismo tiempo que la cultura y el
contexto histórico-social afectan y influyen en la creación y percepción de los
mensajes a través de una tipografía.
El objetivo principal es casar contenido y
forma. La forma de las letras son mucho más que simples formas, con diferentes
voces y personalidades, las letras pueden susurrar delicadamente o chillar muy
fuerte. Los diseñadores dan vida y poder a las palabras.
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